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Foto do escritorNathalie Durel

EL "SER" TERAPEUTA

Atualizado: 29 de out. de 2024

 



Debido a un crecimiento constante de las diversas formas de terapias en los últimos años (que sean al nivel físico, psicológico, mental o espiritual) pensé que era importante ayudar a aclarar qué es "Ser un terapeuta". Comenzaré con un texto de la obra "Los terapeutas" de Filón de Alejandría, filósofo judío helenístico (25 a.C a 50 d.C.), en el que refiere una comunidad de terapeutas peculiares, en las afueras de Alejandría, que cuidan del Ser desde una perspectiva holística: cuerpo, alma y espíritu, "no al margen de lo que Dios mismo ha unido"


Los terapeutas de Alejandría también llamados del desierto....."No es inútil interesarse por los terapeutas de Alejandría, estos hombres y mujeres del primer siglo de nuestra época pueden ayudarnos a aclarar lo que "colocamos" detrás de la palabra "terapeuta".  ¿Qué es un terapeuta? La palabra terapeuta en griego significa, tratar, cuidar.  El terapeuta no sana, trata. Es la naturaleza la que sana, es la vida la que sana. El papel del terapeuta es crear, o permitir mejores condiciones, para que la curación pueda suceder. El terapeuta no sana, sino que crea el espacio, el ambiente, la atmósfera, las condiciones favorables para que la curación tenga lugar. El Doctor, en el sentido más amplio del término, es la Naturaleza, y el Terapeuta está presente para colaborar con ella.  El Terapeuta no cura, "cuída"». 


Este texto sabio y antiguo nos obliga, en mi opinión, a reflexionar sobre nuestro papel como terapeuta. No solo sobre los límites de nuestro ejercicio terapéutico, sino también sobre una pregunta deontológica primordial:

Pero al final...

¿Quién soy yo para juzgarme capaz de "cuidar" del otro? (desde un punto de vista moral y humano y no solo porque conseguí varios diplomas) Esta pregunta nos lleva a considerar el "por qué" y "cómo" llegamos a elegir esta profesión y/ o vocación. Pueden surgir muchas respuestas, pero todas están vinculadas a un cierto nivel al hecho de que en un momento dado de nuestra vida nos enfrentamos al dolor (el nuestro y/o los demás) y que esta confrontación nos hizo tomar la decisión de manera consciente o inconsciente de identificarnos con el arquetipo del terapeuta. Donde hay herida, tiene que haber curación, y donde hay curación, es porque hubo herida.



Cuando la psicología analítica de Jung se refiere a la imagen primordial o arquetipo del "Curador", no se refiere a la existencia de una imagen concreta con presencia en el tiempo y el espacio, sino a una imagen interior en funcionamiento en la psique humana. La expresión simbólica de este fenómeno psíquico son las figuras e imágenes de los Grandes Sanadores, Santos, Profetas, Sabios y Chamanes, reproducidas en las creaciones artísticas y mitos de la humanidad. Por esta razón, es importante que cada terapeuta sea consciente de lo que los pacientes pueden proyectar sobre él. Y, si su Ego no está en su lugar adecuado, tratará negativamente e incluso peligrosamente esta proyección de su paciente. Cuidar de los demás, sin que primero nos cuidemos a nosotros mismos, es peligroso. El hecho de que nos identifiquemos con el arquetipo del curador puede hacer que nos perdamos en él.  Puedo dejar una imagen muy simple para explicar la dinámica entre un terapeuta y su paciente. Cuando el paciente nos consulta para pedir ayuda, está "lleno" de su contenido de sufrimiento, quejas, síntomas, es decir, su historia personal. Metafóricamente, es como si llevara un contenedor lleno de cosas de las cuales necesita deshacerse y lo hará en nuestro espacio terapéutico. Lógicamente, el terapeuta (para poder recibir este contenido) necesita tener el espacio adecuado, es decir, vacío y sanado, para recibirlo.

Si el terapeuta está inundado de problemas personales no resueltos, conscientes pero en su mayoría inconscientes; él, de manera idéntica al paciente, tiene un recipiente lleno en sus brazos. En consecuencia, cuando el paciente intenta depositar su contenido en el espacio terapéutico, ya no encuentra un lugar. La peor situación se produce cuando el terapeuta "descarga" (inconscientemente) su carga sobre el paciente, que sale de la consulta aún con todo su contenido, pero también con la del terapeuta que "descarga" en el su carga. Esta carga puede ser energética, psicológica, mental y/o espiritual. (2)


Creo que todo terapeuta digno de este título e independientemente de su área de acción, debe poner en práctica lo que yo llamo "higiene física, mental, emocional y espiritual". Esto significa que debe someterse regularmente a varios tipos de terapias, como psicoterapia, limpieza energética, dietética, practicar alguna disciplina deportiva, hacer meditación, terapia sacro craneal, incluida la revisión de su visión espiritual (además de muchas otras cosas, todos deben encontrar lo que mejor se adapte a su proceso de crecimiento interno) para convertirse en un "canal" limpio de acción terapéutica para tratar a sus pacientes. Además, podemos ver que los terapeutas de Alejandría consideraron esta práctica de terapia personal como parte de su código ético.


"Por lo tanto, en El tiempo de Filón el terapeuta es un tejedor, un cocinero; cuida el cuerpo, también cuida las imágenes que habitan en su alma, cuida de los dioses y del logos -palabras que los dioses dirigen a su alma- es psicólogo. El terapeuta también cuida de su ética, es decir, vela por su deseo de ajustarse al fin que se ha fijado; este cuidado "ético" puede convertirlo en un ser feliz, (no dos, no dividido en sí mismo), es decir, sabio. El terapeuta es también un ser "que sabe orar" por la salud del otro, es decir, llamar a sí mismo la presencia y la energía de lo que está Vivo, porque solo él puede curar toda la enfermedad, y es con él que "coopera". El terapeuta no cura, "cuida", es el Vivo que trata y que sana. El terapeuta está allí solo para poner al paciente en las mejores condiciones posibles para que lo Vivo actúe y venga a curar. Tejedor, cocinero, psicólogo, sabio, intercesor: tantas "habilidades" que encontraremos implícita o explícitamente en los terapeutas de los que Nos habla Filón de Alejandría". 



El famoso mito del centauro Quirón, el sanador herido, nos enseña que antes de cuidar a otra persona, debemos cuidarnos a nosotros mismos. Al final del mito, la cura de Quirón solo ocurre cuando acepta ser llevado al mundo del Hades donde morirá para ser transformado. Es solo después de la aceptación que necesita cambiar - es decir, Zeus lo inmortaliza en la iluminación eterna a través de una constelación- Simbólicamente, representa para el terapeuta la necesidad de aceptar su propia transformación para lograr la individuación, y luego encontrar su verdadero camino como “terapeuta”. O talvez no.....



Bibliografia

(1) (3)Leloup J.Y: “Cuidar do Ser”, Ed.Vozes – BR

(2) Durel N.: “O feminino reencontrado”, Ed. Ariana - PT

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